Para la fabricación de medicamentos que se administran al cuerpo humano por inyección o transfusión solo puede utilizarse agua especialmente purificada conocida como agua para inyectables (WFI, por sus siglas en inglés) según las regulaciones pertinentes, por ejemplo las de la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos estadounidense). Esta agua no puede contener ningún componente perjudicial para la salud, debe ser de máxima pureza y estar libre de componentes volátiles, especialmente de aquellos que no pueden eliminarse mediante filtración.