Los lavadores de gases pueden funcionar con diferentes fluidos. En el lavador de agua a presión se limpia el biogás comprimido con agua. El CO₂ se disuelve físicamente en el agua (absorción) y se puede expulsar de nuevo en una segunda columna a menor presión (desorción). A continuación el agua puede volver a la columna de absorción. 

Además de agua, en el lavador de gases físico también pueden utilizarse poliglicoles. Tras la absorción del CO₂, el fluido también se regenera, habitualmente mediante el aumento de la temperatura, y se devuelve a la columna de absorción una vez refrigerado.

El principio de funcionamiento de los sistemas de PSA es la adsorción con posterior oscilación de presión. 

Al desplazar la sobrepresión entre tanques de adsorción paralelos se consigue un funcionamiento continuo del sistema con un gran ahorro de energía. Cuando se produce biometano, el biogás entra en el tanque de depuración. De esta forma se adsorbe selectivamente CO₂ en los tamices moleculares. Sale el biometano limpio. El segundo tanque se regenera (ventea y limpia) y el CO₂ se libera al entorno. Los dos tanques de absorción se utilizan alternativamente para un funcionamiento continuo. Mientras que en un tanque tiene lugar la absorción, el otro tanque se regenera. Antes de que empiece un ciclo de sorción, se produce la oscilación de presión. El gas bajo presión del tanque saturado se transfiere al tanque regenerado

El tratamiento de gas con diafragmas poliméricos aprovecha las diferentes características de permeación de los gases. 

El CO₂ y el H₂S penetran mucho más fácilmente que el biometano a través de los diafragmas y, por lo tanto, pueden evacuarse. El producto resultante es un biometano de alta pureza.