En la fabricación de microchips deben cumplirse requerimientos de pureza muy exigentes en todos los pasos de la producción. Incluso los fluidos de trabajo necesarios para la producción, los depósitos de transporte y las instalaciones de distribución para las distintas áreas de producción están sujetos a estas exigencias. La razón es el ínfimo tamaño de los circuitos integrados de los semiconductores. Además, en las obleas o cerca de ellas no puede haber ningún tipo de partícula conductora de electricidad, como iones o moléculas de metal. Si así fuera, las partículas podrían ocupar los pequeños huecos que separan los conductores y provocar cortocircuitos. Asimismo, influirían en las características eléctricas de los semiconductores y, como consecuencia, en el funcionamiento.